domingo, 8 de noviembre de 2015

Antígona

Hace poco leí Antígona de Sófocles y me pareció una obra súper trágica. ¡Spoiler alert! Me hizo acordar a Hamlet porque siempre al final se mueren todos. La tragedia tiene como tema el conflicto entre el cumplimiento de la ley humana y la ley divina. Esta oposición la relacioné, en parte, a cuando una pareja convive en un departamento y todavía no se casaron. Eso va en contra de la ley divina de la Iglesia cristiana, pero no de la humana.

Volviendo a la tragedia, ésta no se sitúa en el mundo actual, sino en la antigua Grecia. Cuenta la historia de la hija de Edipo, Antígona, que después del combate entre sus hermanos, Eteocles y Polinices, quiere dar sepultura a este último. Polinices es considerado un traidor y nadie puede sepultarlo.



Eteocles y Polinices en el combate
                                              














La primera escena comienza con el diálogo de Antígona a su hermana, Ismene, para hacer frente a la orden de Creonte y enterrar a Polinices. Entretanto, un guardián le informa al rey que alguien ha enterrado a Polinices, y la culpable es nada menos que Antígona. En la confrontación entre ambos personajes, Creonte impone su ley, mientras Antígona invoca la ley divina. Ella dice: “y no creía yo que tus decretos tuvieran tanta fuerza como para permitir que sólo un hombre pueda saltar por encima de las leyes no escritas, inmutables, de los dioses” (Sófocles, 1982: 91). Creonte, entonces, la condena a muerte. ¡Terrible! En esta situación, Ismene y Hemón están a favor de Antígona, pero todo resulta en vano. Creonte cumple su promesa de castigo y manda a enterrar a Antígona en un subterráneo de piedra. El adivino, Tiresias, le dice al rey que se ha equivocado y debe rectificar su error o cosas terribles pasarán. Poco después un mensajero le comunica a la reina que su hijo ha muerto junto a su prometida, Antígona. Se produce así una verdadera tragedia, donde hay una muerte atrás de otra.



Edipo Rey
Esta tragedia respeta la estructura de la Poética de Aristóteles. Hay un conflicto en donde hay desenlace y asistimos como espectadores. No es representado mediante una narración, sino a través del diálogo entre los personajes. En la Poética, se cita esta tragedia para explicar los aspectos relevantes en los hechos desde el punto de vista de su eficacia trágica y dice: “De estas situaciones, aquella en que se está dispuesto a realizar la acción en conocimiento y no se la realiza, es la menos buena. Porque causa repugnancia, y no es trágica, pues no hay acontecimiento patético. Por eso, nadie procede así sino raramente; por ejemplo, en Antígona, Hemón respecto de Creonte” (Aristóteles, 2004: 99). A pesar de que a Aristóteles no le gusta mucho esta tragedia, hay algo fundamental que caracteriza a esta obra de teatro: a diferencia de Edipo rey, donde el héroe no sabe quién es y actúa sin saber; en Antígona, la heroína es perfectamente consciente de sus actos. Y Hemón, como dice Aristóteles, también. La figura compasiva de Antígona hace que la imagen de Creonte cause fastidio al lector. Éste, a pesar de todas las advertencias, quiere imponer su voluntad e ir en contra de lo divino. Incluso, se enfrenta al adivino de los dioses, Tiresias.


Polinices, Eteocles, Antígona e Ismene son todos hermanos. Hay 2 hombres y 2 mujeres. De los dos hombres, hay uno que es el héroe (Eteocles) y el otro es un traidor (Polinices). Entre las mujeres la heroína se muere (Antígona) por cumplir la ley divina y la otra (Ismene) queda viva y en el olvido. Esto nos hace pensar que hay ciertas simetrías en los personajes de la obra.


También hay muchas más oposiciones entre las dos hermanas. Ismene dice: “somos dos mujeres, incapaces de luchar contra hombres” (Sófocles, 1982: 77). Ella piensa que las mujeres no tienen independencia y autoridad. Para ella, los hombres dominan el mundo. Después, en la obra Creonte dice: “En verdad que el hombre no soy yo, que el hombre es ella” (Sófocles, 1982: 92). “Ella” se refiere a Antígona y es un hombre porque la que tiene independencia y es capaz de tomar sus propias decisiones. Hoy en día existen dos tipos de mujeres. Unas como Ismene que se guían por lo que dice su marido y otras como Antígona que hace lo que ellas quieren y luchas por conseguirlo. En este sentido, la obra es muy actual.


Hay oposición más entre Creonte y Antígona. El primero es un hombre orgulloso que quiere imponerse constantemente y no tolera que desafíen su autoridad. En este sentido, es como un ciego frente a la autoridad superior que es la  de los dioses. En cambio, Antígona está dispuesta a obedecer lo que dicen los dioses, aunque también es orgullosa, porque defiende lo que ella piensa que es correcto.

Si yo hubiese sido Creonte, habría escuchado todas las advertencias y no me haría oídos sordos a lo que me dicen, porque traen consecuencias terribles. Si hubiese sido Antígona, habría tenido mucho miedo de ser sepultada viva. Esto nos muestra su valentía frente a las consecuencias.


Mascaras Griegas de teatro 



En resumen, es un texto trágico, lleno de distintos pensamientos que nos llenan de horror. Hay catástrofes familiares que llevan a la muerte. El texto está lleno de oposiciones: la oposición entre dos leyes de distinto orden, que está presente en la obra, nos lleva a pensar en todas las situaciones en que nos encontramos indecisos porque no sabemos a quién obedecer. La oposición entre las mujeres nos hace pensar en el tipo de mujer que queremos ser.


Bibliografía
Sófocles, “Antígona” en Ayax, Antígona, Edipo Rey, España, Salvat Editores, 1982.
Aristóteles, Poética, Buenos Aires, Ediciones Colihue, 2004.


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